Pausa para el Machete
Cuerpo inmortal de rayo descendido.
Río de libertad, hierro insurgente.
Ala llena de sol, estría de la luna.
Hielo sexual, metal interhumano.
Cuerpoamor del honor, luz en el filo.
Palma de piedra, primavera eléctrica.
Palabra transformada, virilidad de acero.
Miembro vertiginoso, playa pura.
Flor lanciforme, dureza huracanada.
Espuela apresurada, galvanizado grito.
Saeta detenida, sable agrario.
Disciplina llama, estático relámpago.
–Roque Dalton
¿Para qué sirve un machete? es la primera pregunta que me vino a la mente al pensar en el performance Concierto para 3 Machetes del artista mexicano Miguel Rodríguez Sepúlveda, el cuál tuvo lugar en el Ex Teresa Arte Actual. El choque del instrumento con la superficie es la confrontación de un performance/instalación sonora/concierto con la bóveda de un atrio en penumbra, en negritud iluminada de manera intermitente por las chispas, en donde lo que se observa es el destello de los machetes siendo afilados, la repetición circular de un sonido ácido, de un objeto siendo destruido.
Aquí aparece primero una mera descripción fenomenológica de lo que aconteció aquel día, en ese lugar. Porque el performance sigue siendo acción en sitio, para el sitio, cuerpo en situación, acción que ataja y atraviesa tiempo y espacio, aunque lo que observemos sea un performance desplazado. Uno que habla, en este caso, de un tiempo histórico, de un lugar. Para Rodríguez Sepúlveda el machete es un arma y un instrumento para producir sonido, para ocasionar un desgaste en el tiempo, para hacer circular mediante una instalación y un performance al objeto de su condición utilitaria hacia su inutilidad generando con ello un gasto2. Devastar un machete hasta volverlo objeto inútil, objeto vacío en tanto ha perdido su función primaria y derivada, como símbolo histórico, como representación icónica usada para escribir la historia, bandera de movimientos sociales, del movimiento campesino. El último referente que tenemos del uso icónico es el sonido de los machetes batiéndose contra el pavimento—la imagen más poderosa de la revuelta popular en contra de la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en un poblado cercano a la urbe, San Salvador Atenco.
REGISTRO DE ACCIÓN DE CONCIERTO PARA 3 MACHETES (2011)
El Concierto para 3 Machetes no es canto ni poema de alabanza para el machete, sino que es chirrido, pieza, instalación sonora, performance. El sonido aturde, la luz producto de la acción de afilar es sólo el destello que se observa como intensificación rítmica por 30 minutos, fuegos artificiales; término perentorio de una historia fallida, reverberación intermitente de ese lenguaje y de los imaginarios a los que alude y convoca: revolución, vanguardia, historia, protesta. No resulta entonces en una evocación que hable del pasado del machete sino que manifiesta el choque de un instrumento y el ruido que produce, para luego convertirlo, ordenarlo en una pieza, exhibir la merma y el resultado, en donde lo que queda de esa acción es otra pieza y una referencia al lápiz y la punta de Baldessari (The Pencil Story, 1972-1973) , cuya leyenda dice: I had this old pencil on the dashboard of my car for a long time. Every time I saw it I felt uncomfortable since its point was so dull and dirty. I always intended to sharpen it and finally I couldn’t bear it any longer and did sharpen it. I’m not sure, but I think that this has something to do with art.
Así Rodríguez Sepúlveda pone el dedo en la llaga aludiendo con esta cita a las preocupaciones del arte conceptual, vinculadas al proceso, a los objetos ordinarios insertos en la esfera artística, al concepto mismo de postproducción. Sin embargo, lo hace desde la crítica y también desde el contexto de un país, México 2011—el año de la resaca producida por los festejos bicentenarios en América Latina y la celebración del centenario de la Revolución Mexicana. La violencia que asola a México es la misma que se reproduce en el objeto, la máquina en su dureza, en su entereza mecánica, reduciendo, absorbiendo la potencia del símbolo escenificada en el machete. El resultado, los tres machetes reducidos se vuelven un nuevo objeto con un proceso visible en Una Historia de Machetes (2011), donde es exhibida la merma, el rastro, la huella de la violencia infringida sobre ellos.
El artista opera en la superficie y en el centro; en el objeto y en el símbolo. El choque del instrumento con la superficie también es la colisión que se produce entre símbolo y objeto en el devenir de la historia. Esta operación de desgaste y tensión aparece en otras de las piezas de Rodríguez Sepúlveda. Por ejemplo, la recurrencia de estos conceptos está presente en el proyecto Emergia (2009-2010) el cual consiste en imprimir símbolos sobre la espalda de diferentes personas, íconos del país en el que se desarrolla la acción (Ecuador, Colombia, México, Venezuela, Argentina). Los voluntarios corren en posición fija mirando a la pared con la espalda descubierta, comienzan a sudar, la tinta se chorrea y el símbolo se desdibuja. Operación sobre los cuerpos, sobre la historia inscrita en ellos. Sin embargo, la potencia de estos actos y huellas reside precisamente en marcar el desgaste, en situar el momento improductivo, marcado por Bataille, en donde el objeto emerge y se vuelve espejo, sonido, aparece en acto.
En Concierto para 3 Machetes lo que resta de este performance desplazado y del concierto discordante es el objeto modificado, detritus, huella, rastro, vestigio, cicatriz, trazo, surco, metal-astilla. Después, el objeto machete se transfigura en Instrumento (2012), un artefacto, un instrumento musical, un móvil hecho de 100 machetes activado por el viento que corre: cling, clang, cling, clang, expresión mínima del sonido.
Amanda de la Garza Mata
Notas
1 El 16 de marzo de 2012 se inauguró en el mismo recinto (Ex Teresa Arte Actual) la exhibición Una Historia de Machetes donde se muestran diferentes piezas, aquí citadas, que forman parte del mismo proyecto y están directamente vinculadas al performance reseñado.
2 Bataille señala sobre el gasto, “es necesario reservar el nombre de gasto para estas formas improductivas con exclusión de todos los modos de consumición que sirven como medio de producción”. Las actividades improductivas a las que se refiere son: “el lujo, los duelos, las guerras, la construcción de monumentos suntuarios, los juegos, los espectáculos, las artes, la actividad sexual perversa (es decir, desviada de la actividad genital), que representan actividades que, al menos en condiciones primitivas, tienen su fin en sí mismas”. Respecto del arte las clasifica en dos aquellas que se refieren a un gasto real (arquitectura, música y danza) y aquellas en las que se produce un gasto simbólico.
Nota original en http://hemisphericinstitute.org/hemi/en/e-misferica-91/garzamato