Enterrados entre escondrijos a lo largo de las Américas, los espejos cuelgan ahora de los cuerpos de los más humildes celebrantes en el altiplano peruano o en los carnavales indios de México, donde el pueblo baila vestido con tijeras o reflejando el mundo en fragmentos de vidrio de sus tocados. El espejo salva una identidad más preciosa que el oro que los indígenas les dieron, en canje, a los europeos.
Carlos Fuentes, El Espejo Enterrado
200 espejos realizados frotando monedas de plata, que por un lado dejan una capa fina de plata sobre la superficie del papel y por el otro se van devastando perdiendo su forma circular. La obra hace referencia a los festejos del centenario de la independencia proponiendo hacer un recuento del camino recorrido y reflexionar sobre la actual identidad, la consolidación del proyecto de nación, las condiciones del contexto en el que nos encontramos y cómo se ha transformado, política, social, cultural, económica y globalmente, invitando a prestar atención a la inercia con la que nos movemos y a las perspectivas planteadas por el rumbo que hemos tomado.
Obra realizada con el apoyo del PJC